martes, 28 de octubre de 2008

La dureza de tener un hijo emigrante

Si es que cuando estamos en casa no nos damos cuenta de lo que tenemos, sólo hay que salir fuera para saber qué es lo que exactamente echas de menos. Si a ésto le unes que tienes que cruzar el charco para trabajar, no se sabe en qué condiciones, y lo haces porque crees que es lo mejor, pues es duro. Más duros son los comienzos , país nuevo, gente nueva, costumbres nuevas,... con el tiempo hay mucha gente que tiene que volver a su país con una mano delante y otra detrás, pero hay algunos que van tirando y se hacen un pequeño hueco en su nueva sociedad. Pero a veces la vida es injusta . Lo que le pasó a Jorge fue espeluznante y ,además , su familia lejos . Creo que cualquier persona tiene derecho a poder despedirse de su hijo.

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